Cuando todo resulta tan incierto y parece que no podemos confiar en nada, ¿dónde podemos depositar la fe, el amor y la esperanza? A veces, esta pregunta se plantea con una abrumadora urgencia, y entonces, como una semilla dormida que brota desde lo profundo de nuestro interior con la promesa de la primavera, la naturaleza nos da una respuesta. La fuerza de nuestra biofilia nos ayuda a “perseverar en la vida”. Fromm creía que muchos males modernos estaban relacionados con la pérdida de nuestro parentesco inconsciente con el mundo natural, que provocaba una angustia de separación que no reconocemos. “La tierra, los animales y las plantas siguen siendo el mundo del ser humano”, escribió, “y cuánto más se libera la raza humana de estos vínculos primarios, más se separa del mundo natural y más intensa de la necesidad de encontrar nuevas formas de escapar de la separación".
En este contexto, recuperar lo esencial, cuidar la naturaleza y autogestionar nuestra salud de manera natural constituye un pequeño acto de reparación en el contexto de la reconstrucción de una vida; es el tipo de experiencia que puede impulsar la fe en que podemos empezar de nuevo. Cambiamos el mundo con lo que hacemos y hacerlo nos cambia a nosotros.